Pablo, cómo así lo terminó conociendo el mundo, había nacido en una gran ciudad, comercial, cultural y educativamente muy activa, lo que se dice, toda una metrópolis.
Su familia, de clase media, le brindó una educación muy estricta, en valores y conocimientos, centrada fundamentalmente en los ideales de la nación a la cual pertenecían.
Poseía ciudadanía de las tres naciones más grandes para su época.
A la edad de aproximadamente los 13 años deja su ciudad y a su familia, y se dirige a otra importante ciudad para seguir con sus estudios, permanece allí por unos diez años, sólo estudiando lo que más amaba.
Terminado este período regresa a su ciudad natal y se dedica a enseñar, se dice que era maestro de maestros, también se dedica a trabajar en la empresa familiar y a asistir a conferencias de filosofía en las más importantes casas de altos estudios que existían en su ciudad, de la cual estaba más que orgulloso.
Con este panorama se puede decir que Pablo tenía todo para ganar, para ser lo mejor de lo mejor, pues para eso se había preparado por tantos años.
Pero algo cambió radicalmente su vida, mejor dicho alguien lo cambio; alguien que vino a poner patas para arriba y a amenazar todo lo que sabía, todo para lo que se había preparado por tantos años y todo lo que amaba más que nada y nadie; y no se lo aguanto, y luchó por sus ideales, a tal punto de lograr tener credenciales para perseguir y llevar a la muerte a los que no pensaban como él, y estaba orgulloso de eso.
Pablo, si te encontraba pensando diferente que él, tenías un final anunciado, la muerte.
Pablo pasó de ser un erudito, de ser un maestro de maestros, de ser una persona que tenía un tremendo potencial para sobresalir y ser el mejor, a ser un asesino.
Cuantos Pablos que habría en el mundo si sólo tuvieran las credenciales para matar que logró tener Pablo.
Una vez alguien planteó lo siguiente: «imagínate que por un día pudieras hacer lo que quisieras sin tener que afrontar las consecuencias legales, penales, económicas, religiosas, que Dios no te recriminara nada, que nadie te dijera nada ni reprochara nada de nada, pensalo, ponete a pensar: podrías matar a ese que odias tanto, podrías matar a quien te hace la competencia, a tu pareja, podrías deshacerte de quien quisieras, podrías asaltar un banco y volverte millonario, podrías violar a la persona que más que gusta sólo por placer, podes hacer eso que haces cuando nadie te ve, seguí pensando por un instante y ahonda en los lugares más oscuros de tu mente, bueno eso que estás pensando lo podes hacer; ¿ya lo pensaste bien? Bueno, ¡eso que queres hacer es lo que sos!«
¡Cuantos Pablos habría en el mundo si por un instante pudiéramos matar a todos los que piensan diferentes a nosotros!
Bueno, al Pablo real no le tembló el pulso.
Cuántos nos hemos convertidos en «asesinos, por matar» a los que pensaban diferentes.
Un día, cuando Pablo se dirigía camino a su trabajo, es decir, no iba a su oficina, no iba a la fábrica, no iba a la obra, ni al shopping, iba camino a perseguir, apresar y darle muerte a quienes pensaban diferentes que él. Ese día tan recordado por muchos, la vida de Pablo cambió radicalmente, pasó de ser un asesino por cuestiones ideológicas, a dar su vida por quien lo sacó de ese profundo pozo.
Ese Pablo existió, su salvador también existió y sigue estando entre nosotros, y sigue estando dispuesto a sacarte del lugar profundo y oscuro en que estas metido; porque te digo una cosa, sólo no vas a poder salir, sólo Él «es el camino, la verdad y la vida«; y sólo Él te puede sacar.
Pablo fue Saulo de Tarso, conocido también como San Pablo o el último de los apóstoles de Jesucristo, nació a principios del primer siglo dC, el salvador ya sabemos quién es: JESÚS.
Pablo finalmente se convirtió en el intelectual más importante del siglo primero, autor de gran parte del Nuevo Testamento, reconocido como el primer teólogo, sus cartas todavía siguen siendo una maravilla literaria. En sus viajes misioneros recorrió algo más de 13.000 km, fundó iglesias, fue maestro de maestro, estuvo a punto de morir en varias ocasiones, pero siempre viajó al abrigo del Altísimo; finalmente fue enjuiciado en Roma, fue apresado y decapitado, y se encuentra actualmente viviendo en la morada que Dios tiene preparado a sus hijos.
Rosario, 20/12/2023.