Podes creer que evolucionamos desde un renacuajo o que fuimos la creación perfecta de Dios; pero si queres saber lo que es amar, tenes que leer esta historia.
El paraíso fue su creación perfecta para su creación más perfecta, echa a su propia imagen y semejanza.
El primer hombre a diferencia de los que muchos creen, era perfecto, era inteligente, trabajaba, tenía plena compresión de la diferencia entre el bien y el mal, vivía en armonía con su entorno y vivía en la plena presencia de Dios porque había sido creado perfecto, santo como el propio Dios; el hombre conoció a Dios tal cual es, se puede decir en término simple que convivia con Dios. Lejos estaba Adam de ser un hombre llamado primitivo o de las cavernas, sinónimo de hombre bruto.
Adam tenía todo a su alcance, no le faltaba nada de lo material, de lo espiritual (Dios vivía en él), de alimentos, de confort; tenía todo cubierto, vivía en el Paraíso, lugar perfecto creado para la creación más perfecta; sólo tenía que hacer una cosa: NO COMER DEL ÁRBOL DEL BIEN Y DEL MAL, Adam sólo tenía que obedecer, ese fruto era el símbolo de la obediencia.
Adam lo tenía todo, bueno casi todo, porque pese a la presencia vívida de Dios, estaba solo; pero Dios dijo:
«Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.»
Génesis 2:18
Entonces de la mano del propio Dios, Adam ve aparecer a Eva, que al verla exclama:
«Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne…»
Génesis 2:23
«…hueso de mis huesos y carne de mi carne…» se puede entender que a Adam le gusto Eva, que se había enamorado de Eva. Dios culmina esa unión, el primer casamiento, con estas palabras:
«Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.»
Génesis 2:24
Si algo le había quedado claro a Adam era que no debía comer del árbol del bien y del mal, que con Eva se habían transformado en «una sola unidad»; y que estaba perdidamente enamorado de Eva.
Todo era perfecto en el Paraíso hasta que Eva le presta atención a la «víbora» y se pone a dialogar con ella. Como dijo el Profesor de Teología Sistemática Nicolás Marcón, «…el paraíso no era Narnia…» los animales no hablan y tampoco lo hacían en esa época.
¿Quién era la víbora entonces? Quizás sea la misma que también te habla a vos y te dice que un vaso más de vino no te va a hacer mal, que fumar otro porro no te va a hacer nada malo, que mirar pornografía está bien, que abortar es tu derecho, que robar para comer no es un delito; es ese que muchas veces no podes callar dentro tuyo.
Eva se enreda en una charla con la víbora y termina convencida que podía comer del fruto del árbol prohibido, que Dios la estaba engañando porque no quería que fuese como él, y para ser sincero, ella también deseaba ese fruto; Eva toma del fruto prohibido, come de él y le ofrece a Adam, quien también come del mismo fruto prohibido. Ahora ambos desobedecieron a Dios.
¿Por qué Adam cae en la trampa? ¿Por qué Adam desobedece? ¿Adam no entendió la consigna propuesta por Dios? ¿Adam se quería rebelar contra Dios? ¿Adam se cansó de Dios? ¿Adam también deseó comer del fruto prohibido? ¿Acaso Adam no sabía lo que Eva le estaba ofreciendo?
Adam era una persona inteligente, estaba junto a Eva cuando ésta estaba hablando con la víbora ¿por qué entonces cuando la vió hablar no lo advirtió? Obvio la víbora no era un animal real hablando, la víbora estaba en la cabeza de Eva, hablándole a solas; por lo que Adam no advirtió lo que le estaba pasando a su amada Eva.
Adam vio a Eva tomar del fruto prohibido y comerlo, estaba con ella, esa situación no le pudo haber pasado desapercibido a Adam, ¿pero porque él también acepta comer? Lo que al menos me queda claro es que Adam no era un tontuelo, no estaba distraído, no fue engañado por Eva, Adam fue totalmente consciente de lo que hacía; la desobediencia debe ser consciente, no puede ser fruto de un engaño o de evento fortuito.
¿Pero por qué lo hizo? Me gusta pensar que fue un tremendo acto de amor de parte de Adam, quien había entendido hasta lo más íntimo las palabras de Dios: «…y serán una sola carne…», quien además, amaba a Eva, con ese amor, no del que sólo da, sino, del que está dispuesto a sacrificar algo por ese amor, porque dar, puede dar cualquiera, pero sacrificar, solo unos pocos, los que saben amar.
Adam sabía el error que había cometido Eva, sabía que si no hacia algo la iba a perder para siempre, y también sabía lo que Dios les había dicho a ambos: «son uno». Adam posiblemente haya priorizado el amor por sobre la obediencia, en definitiva esa manera de amar es la que habían aprendido del propio Dios, y ese amor de Dios no implica el abandonar.
Me imagino la situación en que Adam la ve a Eva comiendo del fruto prohibido y exclama: «¡mi amor que hiciste!», y lo veo a Adam entre la disyuntiva de quedarse en el paraíso y vivir eternamente, pero sin su gran amor Eva; y comer del fruto prohibido e irse con Eva, y los dos murieron muriendo, por amor.
Es por eso que Dios los busca, los cubre, y los perdona; y es por eso mismo que el propio Dios se sacrificó así mismo en la cruz para salvar a su creación, que había entendido, con dolor, el significado del amor; esa manera de amar que habían aprendido de Dios mismo, es esa manera de cómo Dios te ama, por eso mismo no se cansa de buscarte, de llamarte pese a lo que sos y lo que somos.
Dios te sigue buscando desde entonces.
Rosario, 2 de septiembre de 2024.-