Mientras estoy escribiendo, escucho música desde el TV, en el canal de Youtube; lo mismo estaba haciendo el viernes por la mañana cuando llegó David con su compañero de trabajo, a hacer unas reparaciones que estaban pendientes.
David, es el nombre real, es un buen muchacho, joven, amable, abierto a la charla, bonachón se podría decir, eso es algo que sentí la primera vez que vino para ver el trabajo.
Sentado en mi silla, trabajando, y dándole la espalda a ambos, de la nada escucho: «ese es Marcos Brunet», me doy vuelta, lo miro y le pregunto sorprendido ¿cómo?, «si el que está cantando es Marcos Brunet»; le digo «¡no sé!», agarro el control, me fijo y le digo: «¡No!, es Miel San Marcos».
Acto seguido se sienta, literalmente, en el escalón de las confesiones que se encuentra en el acceso al living comedor, y empieza a hablarme de su vida, a confesarme de su vida, mientras su compañero trabajaba. Me cuenta que su familia es cristiana, que está alejado de la iglesia, que tuvo una muy mala experiencia en la iglesia a la que asistía con la que actualmente es su esposa, que lo obligaban a diezmar, que controlaban quienes diezmaban, que los líderes decían una cosa y hacían todo lo contrario, que se sintió estafado por unos hermanos que se quedaron con un «vuelto». Siguió contándome de sus hijos, de que colabora en una congregación católica de Don Bosco, y así la charla siguió por un buen rato.
Entre charla y charla, él sentado en el escalón y yo en el sillón, me dice algo como que está alejado de Dios y de la Iglesia, pero que su filosofía de vida es ser una buena persona, que con eso le alcanzaba, a lo que le respondo:
«Todos somos buenos a nuestros propios ojos, pero ¿qué es ser una buena persona? ¿quién lo establece?»
«Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión»
Proverbios 16:2 RVR 1960
¿Acaso ayudar a un necesitado o mendigo te hace buena persona? ¿Acaso colaborar desinteresadamente con un institución te hace buena persona? ¿Acaso tratar bien a tus hijos y esposo/a te hace una buena persona?
Siguiendo con la charla le digo: «El infierno está lleno de buenas personas y el cielo lleno de malas personas que se han arrepentido, es más el primero que inauguró el cielo fue un ladrón y posiblemente un asesino, fue el que estaba crucificado al lado de Jesús».
Que paradoja, muchos deben creer que el cielo está lleno de personas inmaculadas, perfectas y buenas; pero te aseguro que Jesús vino al rescate de los perdidos, de los necesitados, del despojo de la sociedad, de los ladrones, de los asesinos, de los corruptos, de los perversos, de lo peor de lo peor de la sociedad; pero sabes una cosa, todos ellos se arrepintieron y lo reconocieron como Señor, lo reconocieron como aquel que vino a dar su vida para cubrir con nuestros pecados, porque por nosotros mismo no podemos hacerlo.
Si vos sos uno de esos que la llamada Iglesia te expulsó, o te maltrató, o te discrimino, o te pidió dinero a cambio de santidad o cualquier otra aberración que suelen hacer algunos en nombre de Dios, dejame decirte que Dios en ese tipo de cosas no tiene nada que ver, que esas personas no representan a Dios, que Dios no es así.
Date una oportunidad de conocerlo de nuevo, abrí tu corazón nuevamente a Dios y anda en busca de una iglesia nueva, que te reciba con los brazos abiertos y con un corazón dispuesto.
Dios te ama, deja que te lo demuestre en tu propia vida.
Rosario, 18 de mayo de 2024.-